Las instalaciones fotovoltaicas tienen una vida media aproximada de 25 años, pero esta dependerá también del grado de cuidado que se le dé. No es nada raro decir que las instalaciones están expuestas a muchos factores externos (la climatología del lugar en el que se encuentra, la contaminación ambiental, suciedad…), los que también repercuten en su vida útil.
Por ello, es importante realizar un buen mantenimiento de estos, incluso hay empresas cuyo fin es este en exclusiva. Aquí podemos diferenciar en dos tipos de mantenimiento: mantenimiento preventivo y mantenimiento correctivo; cómo sus propios nombres indican la diferencia es el estado, si este se hace para prevenir o para arreglar. Además de llevar a cabo una serie de prácticas para su correcto funcionamiento y evitar posibles averías.
Guía básica para evitar el deterioro de la Instalación:
Aunque hay daños de la instalación que no pueden evitarse, hay muchos que podemos minimizarlos, para ello, te damos estos consejos:
-Revisar una vez al año aproximadamente el depósito de acumulación del panel solar, para comprobar si este tiene alguna grieta o fugas, teniendo en cuenta tanto la superficie como las gomas aislantes de su superficie.
–Limpiar el polvo de la superficie de los paneles solares (que es uno de los factores que más fallos provocan en los paneles). Pero, ¡importante! Cuando vayas a realizar esta limpieza tienes que tener cuidado con los materiales que utilices, sobretodo no utilizar esponjas duras, que tengan materiales rugosos o ásperos; sino que sea una esponja blanda y con agua templada sin presión. Además, también será importante no utilizar mucho jabón, para que no dificulte el aclarado.
-Si estás en una zona donde suelen ocasionarse grandes nevadas, asegúrate de que la inclinación de tu instalación en invierno sea la latitud del sitio en el que te encuentras sumándole 18º. De esta forma puedes evitar la acumulación de nieve en la superficie.
Mantenimiento preventivo:
Este tipo de mantenimiento consiste en revisar e inspeccionar de forma periódica los componentes que forman la instalación, para evitar posibles daños, o al menos, minimizarlos anticipándonos a ellos. Lo normal es realizar este mantenimiento de forma anual.
Actividades preventivas
–Revisar si hay indicios de decoloración en los paneles solares, observando que no hay ninguna célula dañada (cristales rotos, deformaciones)
-Inspeccionar la estructura de las placas solares: comprobando que no hay deformaciones o roturas en la superficie, y en caso de haberlo, sustituirlo.
-Comprobar el correcto funcionamiento de los inversores fotovoltaicos, debido a que este elemento es uno de los mas sensibles de una instalación fotovoltaica. En este caso hay que verificar que los tornillos se ajustan correctamente a la cubierta, las conexiones de los cables se encuentran bien establecidas, así como ver que los bornes no presentan ningún fallo; además de limpiar la suciedad que haya en los ventiladores.
-También, es una buena actividad revisar una vez al mes el contador.
-En caso de contar con un sistema de almacenamiento de energía, este también necesita un mantenimiento preventivo: limpiar la parte superior de los acumuladores y los bornes, revisar el nivel de electrolito de las baterías (en caso de estar por debajo de lo indicado se debería rellenar hasta la parte que recomienda el fabricante)
También, en las baterías, cada cierto tiempo (indicado por el fabricante) hay que realizar una ecualización de los acumuladores, es decir, una sobrecarga de la batería de forma forzada para evitar la posible sulfatación que se provoca por un nivel bajo de carga de forma continuada.
Mantenimiento correctivo:
Este es el tipo de mantenimiento que realizaremos cuando haya fallos o averías detectados en la instalación, con el objetivo de restaurar el correcto funcionamiento de esta. Este tipo de mantenimiento deben llevarlo a cabo personas cualificadas (o bien una empresa instaladora, o una empresa que está especializada en esta tarea)
Cuando se contempla este tipo de problema debes seguir tres acciones
Actividades correctivas
-Realizar un análisis del problema, definiendo cuáles son los fallos, las causas y dónde se localiza este o estos.
-Llevar a cabo una reparación para restaurar la operatividad de la instalación mientras se arregla de forma definitiva el problema (si procede y puede realizarse)
-Efectuar una reparación definitiva para arreglar los fallos de forma permanente.
Conclusión
El mantenimiento es uno de los factores a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo o contar con una instalación, si queremos aprovechar al máximo su vida útil y minimizar posibles daños.
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